Cuenta con una inteligente dirección, una dramaturgia excelente y una puesta de luces impecable.

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Siglo de Oro Trans nos propone un excelente montaje al servicio de una talentosa compañía formada -en su mayoría- por artistas del colectivo LGTBIQ. Basada en Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso de Molina, es una divertida comedia enmarcada en una simple pero brillante iluminación de David Seldes, con destacable vestuario de época creado por María Emilia Tambutti.
PARA PARTIR
Dir. Ignacio Sánchez Mestre
La dirección es de enorme precisión, estéticamente cuenta con trabajos que potencian la carga emotiva, y generan momentos de enorme belleza, desde el magnífico espacio escenográfico de Laura Copertino, el vestuario de Lara Sol Gaudini, y el poético diseño lumínico de David Seldes.
La obra se destaca por una narrativa fluida en la que cada personaje va dando su versión de Roberto, de sí mismo y de la vida. Las actuaciones en conjunto son sólidas y se agradecen los toques de humor y sarcasmo, sobre todo en Mara Bestelli y Mónica Raiola. Por su parte, la escenografía de Laura Copertino y la iluminación de David Seldes le dan un marco perfecto a la puesta.
El in crescendo va de la mano de la ambigüedad. ¿La obra da un vuelco hacia el fantástico o está todo adentro de la cabeza de Felipe, como en “El corazón delator” de Poe? La música y la iluminación acompañan este contrapunto entre ficción/realidad o esquizofrenia/cordura. Con cada apagón el desborde aumenta. Felipe flashea hacer cosas raras para gente normal y Eli lo acompaña, se deja. ¿Pero hasta qué punto a ella no le gusta que su hermano la desee? ¿La locura es solo del hermano o también de los que lo rodean?
En el teatro también se cuenta con la música y la luz. Hay que ver la carga emotiva que tiene que unos hijos empiecen a cantar la canción favorita de su padre, o los azules para despedir a un muerto y los colores pastel que reflejan un nuevo comienzo. Para partir demuestra que las palabras no solo nos constituyen por lo que dicen, sino por la forma en que se expresan. En esa idea, el hecho teatral es un aliado importante para encontrar nuevas formas de pensar la vida.
LA SAVIA
Dir. Ignacio Sánchez Mestre
​​​​​​​La iluminación trabaja con mucha calidez sobre distintas zonas de este jardín, creando con focos distribuidos en distintos lugares (las bibliotecas o las estructuras de acero ubicados a los costados del escenario) efectos y climas muy sugerentes. La escenografía es, a su vez, predominantemente vegetal, de intensos verdes. En el elenco, sobresale la entrañable actuación Mirtha Busnelli, que compone un personaje entre adorable y caprichoso con certeros detalles. Los dos jóvenes que la acompañan, Constanza Herrera y Agustín García Moreno, resplandecen también gracias a su gran frescura.
El trabajo de escenografía - Laura Copertino -,  iluminación - David Seldes - y vestuario - Lara Sol Gaudini - logran completar, como si de un cuadro se tratase, con suavidad y precisión la imagen final. 
Excelente trabajo de equipo donde todas las áreas se lucen en la creación única de una “monstera deliciosa”. 
La acompañan dos dúctiles y jóvenes actores, Agustín García Moreno y Constanza Herrera, quienes engendran  dos heterogéneos personajes en intrincada tarea. Ambos aportan frescura, energía y simpatía a la pieza. Colaboran para una genial puesta en escena la cuidada y sutil iluminación de David Seldes, el estético y preciso vestuario de Lara Sol Gaudini y la frondosa y colorida escenografía de Laura Copertino...
Para lograr esto, se puede percibir un trabajo orgánico realizado por el equipo artístico. Cada recurso teatral dialoga coordinadamente con el texto. La puesta de luces, la dirección actoral, la escenografía, la música, la voz en off. Todo se pone al servicio de una unidad, en la cual, cada pieza, por mínima que sea, es fundamental.
La iluminación de David Seldes marca con acierto los climas que se van tejiendo en esa labor de construir una vida a partir de dejar definitivamente atrás los recuerdos, la memoria de un pasado, no demasiado feliz
El diseño de luces de David Seldes es fundamental en la elaboración del encanto, igual que la escenografía de Laura Copertino y el vestuario de Laura Sol Gaudini. La propuesta es atractiva y original, y sobre todo una oportunidad de ver de cerca a una de las actrices más queridas de nuestro país
CAMPO MINADO
Dir. Lola Arias
​​​​​​​La propuesta de Lola Arias parece trabajar en este terreno pero de manera paradójica. Me explico. Todo está en exibihición. La ropa de vestuario, las computadoras para operar, las cámaras, los instrumentos musicales en una plataforma. En el centro un escenario en el escenario, blanco como un set de filmación, con una iluminación que multiplica su blancura será un lugar a focalizar. Pero está lejos de ser el único (de nuevo, la luz nos llevará la mirada, nos hará pasear de un lado a otro, inscribirá círculos e incluso por ausencia nos hará atender al mecanismo cuando el mecanismo no está subrayado pero está operando a la vista penumbrada de todos). Pero ver el mecanismo, acceder al procedimiento de construcción no elimina la posibilidad de ocultamiento.
MI HIJO SOLO CAMINA UN POCO MAS LENTO
Dir. Guillermo Cacace
​​​​​​​El rincón si se quiere es simbólico porque vamos a ser testigos de la intimidad de una familia. Algo de esa idea de desnudar su intimidad tiene su réplica en el espacio, un espacio casi vacío. Apenas algo funcional, como las sillas. Los intérpretes, por otra parte, no tendrán escondite. Estarán siempre ahí y la iluminación irá en el mismo camino, dejará ver todo, salvo en algunos momentos concretos, gestos más íntimos aún en que se cierra el círculo (no, no tiene forma de círculo) y nos restringe la mirada. Además, por supuesto, de generar los climas que desean generar. Cuando la propuesta comienza, una de las actrices nos dice algo, nos tranquiliza. Es un poco gracioso porque piensa en el temor de los espectadores. Nos cuenta que si olvida la letra alguno de sus compañeros la ayudará. No hemos entrado en la ficción pero ya hemos conocido su impronta sentimental. Un día en la vida de una familia, un muchacho que apenas si camina un poco más lento. 
​​​​​​​La escenografía (Félix Padrón), es tiesa, fiel reflejo de las personalidades que la habitan; el antagonismo del vestuario (Magda Banach), intenta mostrarnos a seres despojado que a veces se cubren para no ser lastimados; las luces (David Seldes), son el puente para resaltar los monólogos y los diálogos que afloran continuamente en la cabeza de Mirjana.
Redactora: Estela Gómez
Guillermo Cacace demuestra su sabiduría como director, con foco en lo interpretativo, y visualmente interesante, la escenografía (Félix Padrón) consta de partes, como el personaje principal, está fragmentada, nunca completa, a la vez que el diseño de vestuario de Magda Banach desnuda las inseguridades de los personajes, mientras que el diseño lumínico (David Seldes) juega con la oscuridad y penumbras en los que éstos están sumergidos.

Hay una escenografía despojada y un original dispositivo, en donde hay pequeños plataformas donde los actores están parados la mayor parte del tiempo y es atractivo observarlos en los momentos en los que no están con la palabra, escuchando y mirando a los que en esos momentos tienen la palabra. Nos gustó el vestuario de Magda Banach y el muy buen diseño lumínico de David Seldes, para una puesta de tono intimista.
ETIQUETA AZUL
Dir. Joaquín Bonet
​​​​​​​Resultan muy destacables la escenografía de Gonzalo Córdoba Estévez y la iluminación de David Seldes a la hora de enmarcar esa trama oscura y desesperanzada. Por: Carlos Pacheco
EL MAR DE NOCHE
Dir. Guillermo Cacace
​​​​​​​Por su parte, con suma discreción e inteligencia, pero también sensibilidad, Cacace fue acompañando ese vía crucis para que cada pasaje lograra el máximo de intencionalidad, potencia y penetración emotiva. Y con ese objetivo, dirección, escenografía, vestuario e iluminación trabajaron de consuno para que el tallado final resultara casi perfecto  y tan estremecedor como puede ser un ocaso.
EN BOCA CERRADA
Dir. Jorge Azurmendi
​​​​​​​La puesta de Azurmendi incluye un espacio escénico diseñado para permitirle transitar del presente al pasado y viceversa, con un vestuario acorde a la época en que transcurren las acciones y una iluminación realista que acompaña el desarrollo de las acciones. Por: Susana Freire
ANTIGONA
Dir. Juan Manuel Correa
​​​​​​​El público ingresa a una fiesta electrónica en el interior de una vieja fábrica, el público rodea la escena que puede contemplar desde cualquier ángulo, aquí no hay detrás del telón. Con un destacado trabajo de iluminación y música en vivo avanza la escena dando lugar a un elenco que no descansa nunca, y aporta en calidad desde los principales diálogos, hasta los pequeños detalles de sus movimientos en planos secundarios.
​​​​​​​El diseño de luces realza mucho el trabajo de los actores en los momentos en que prestan los cuerpos a los personajes y en el momento en que manipulan objetos y títeres. También la escenografía consigue una profundidad en el escenario extraordinaria y lo secciona en distintas zonas que permiten las meticulosas y milimétricas coreografías que realizan seis actrices y tres actores en la oscuridad para llegar a la siguiente escena en su correspondiente personaje. 
EL CUADRO
Dir. Gastón Zambón
​​​​​​​El escenario, aunque un poco chico, es utilizado en su totalidad, provisto de grandilocuentes y minuciosos detalles que ilustran una realidad peculiar, mágica pero también mundana. Los juegos de luces diseñados para recrear un clima cargado están muy bien logrados. El vestuario está muy bien pensado y diseñado para terminar de definir a todos los personajes. Redactora: Rosario Rossi Belmonte.
BOYSCOUT
Dir. Dennis Smith
​​​​​​​Pero ese resto, insisto, aparece gracias al carisma de un Smith que tiene el poder de jugar con diferentes máscaras y llevarnos a nosotros a zonas no deseadas. La puesta en escena conjuga brillantemente la dirección con la escenografía, las luces y la selección de canciones que serán interpretadas por el protagonista. Escasez de recursos potencian a un artista para lograr con poco lo que con mucho probablemente no habría logrado. El trabajo lumínico de Seldes es de una precisión más que destacable y hace que sea ella, la luz, el modo de ir adjetivando cada uno de los momentos por los que la escena transita. Boyscout se convierte en un espectáculo imperdible para aquellos que simplemente disfrutan del talento y del buen teatro. Por: Federico Irazábal

 Todo esto en un texto bellísimamente articulado, con un perfecto entendimiento de los tiempos, con momentos que pasan del humor a otros de gran congoja y dolor, en una puesta de extremo cuidado, donde cada elemento forma una sinergia que da vuelo poético a esta propuesta. Vale destacar los excelentes trabajos de Nicolás Nanni en la escenografía y de David Seldes en la iluminación que, con pocos recursos, crean distintos espacios, y generan el marco perfecto para los distintos climas.
La puesta cuenta con un aceitado trabajo en todos sus aspectos. Primeramente, desde el trabajo con el espacio y la escenografía, en la que ésta será tan extraña pero perfectamente adecuada al marco. La iluminación tendrá su preponderancia en la creación de atmósferas que irán desde la sordidez de los hechos hasta la intimidad más profunda. Publicado 29th May 2015 por Daniel Gaguine
LA MUJER CAMA
Dir. Diego Casado Rubio
El destacado diseño de luces, a cargo de David Seldes, amplía el poder del propio texto, así como la utilería ocupa un lugar fundamental en la construcción de la escena. Un cuadro de Lola Flores, un violín, una aspiradora, un ventilador; no hay nada librado al azar, ningún objeto está por ser bello simplemente. El director se anima incluso hacer una jugada que podría haber derivado en un rotundo fracaso: introduce en escena un televisor, que es varias veces encendido. La pantalla tiene un atractivo supremo y es notable cómo aun con ese elemento, ajeno por antonomasia al hacer teatral, los actores no pierden un segundo nuestra atención.
Es para destacar el trabajo de los otros dos protagonistas. Lorena Viterbo tiene la difícil misión de encarnar la desesperación más profunda en los pocos minutos en que está en escena y lo hace de manera formidable. Y dejé para el final quizás el punto más alto de esta obra. La magnífica intervención de Eugenio Chuke Estela y su violín. Un recurso muy acertado por parte del director y muy bien aprovechado por el intérprete. Y claramente todo esto no podría funcionar sin una puesta de luces inteligente como la que presenta David Seldes. Intimista pero poderosa que hace lucir lo que debe lucirse en cada momento. Nicolás Santiago
Letica Torres, interpretando a su hija, sobresale por su histrionismo, emotividad y naturalidad. Con mínima escenografía -tan sòlo la cama y una mesita de luz-  el espectador se sitúa en la trama apoyado por una acertada iluminación. El recurso que aporta un televisor con películas de Lola Flores completa un buen trabajo de puesta en escena
LA WAGNER 
Diseño de Iluminación de Fernando Berreta. Dir. Pablo Rotemberg
​​​​​​​Pablo Rotemberg compone junto a las bailarinas, acompañados por un diseño de sonido e iluminación impetuosos, coreografías cuyo rasgo pregnante resulta la vigorosidad y la repetición. Analítica del movimiento y referencia a la danza y a su historia, en relación a su concepción del cuerpo y a las relaciones de poder sobre el mismo.
La iluminación en esa sala del Espacio Callejón de paredes de ásperos ladrillos de piedra expuesta hace que sus sombras se delineen allí, se plasmen como las figuras dibujadas en una caverna platónica que explican a  través del mito ideas acerca de la existencia y la duda. La voz al micrófono y por fuera de él, aparece para gritar y para señalar como separadores los cambios de la música, para tararearnos una canción y en la intensa respiración que arroja guturales sonidos cada tanto. 
Lo que hace la desnudez, sin duda, es multiplicar, con el nivel de exposición, la ausencia de resguardo. No hay refugio. Literalmente. Salvo en algún momento en el que la iluminación (con un trabajo extraordinario de calles, brumas, contraluces, presupuesto de interrogatorio, ocres, de Fernando Berreta y reposición del siempre talentoso David Seldes) sirve de escondrijo. Pero como corresponde también hace el trabajo contrario, muestra con toda plenitud y eficacia. Y así como la luz muestra y oculta y se juegan como las dos caras de una misma moneda, así sucederá con los roles que intercambiarán de manera constante. Todo es una cosa y su reverso.   Es innecesario decir que no hay personaje, porque para que lo hubiera (cierta danza lo incluye) debería haber una instancia de garantía.
En el espacio despojado es la luz y la música de Wagner el primer párrafo del contrato tácito que el director firmará con el espectador. La manera poética de presentar la luz como la primera de las cinco presencias, la tecnología que modificará la mirada del espectador sobre los cuerpos, el modo de David Seldes, a cargo de la iluminación, de mostrar y ocultar varios puntos de vista en el mismo plano. Es La Wagner otra de las maneras de Rotemberg de cuestionar los códigos de representación que excluyen la posibilidad de algunos cuerpos de ser sujetos en sus prácticas sexuales, y de volver a explorar a través de este teatro profundamente político, los límites del cuerpo escénico.
En los rubros técnicos se destacan la excelente iluminación y el envolvente sonido que remarcan la espectacularidad de la violencia de la música de Richard Wagner, y un capítulo aparte merece el muy natural, suscinto y atrevido vestuario.
​​​​​​​La sala en la Casona Iluminada elegida para el espectáculo agrega aspectos interesantes para la puesta. Es muy chica, de modo que los espectadores se convierten en testigos de las acciones en el set de filmación. La luz se proyecta de un foco del pasillo, una iluminación similar a la que a veces se utilizan en las filmaciones.
La actuación es visceral, íntima y realista y logra el objetivo de recrear la atmósfera de la edad de oro de Hollywood.
LOS FABULOSOS SINGER
Dir. Martín Joab
​​​​​​​La música es parte fundamental de la puesta. Incluso, las mismas actuaciones parecieran que se mueven al compás de un ritmo determinado. La plasticidad y espontaneidad de los actores en la interpretación de los instrumentos musicales se condice con la de los textos creados por los propios Arano y Katz junto a Martín Joab. La escenografía no se queda atrás con un desarrollo ajustado asi como la iluminación y el vestuario. Los tres son fundamentales para ubicar la puesta en un tiempo y forma, con muy buen gusto, denotando el gran trabajo realizado en pos de la solidez de la obra.
“Los fabulosos Singer” hacen honor a su nombre, con una puesta deliciosa, que permite transitar por todos los estadios que puede proponer un muy buen texto con actuaciones acordes.
Cada mirada, cada gesto, cada objeto, cada momento de humor, cada ritmo musical, junto al diseño de vestuario, la minuciosa escenografía (a cargo de Valentina Bari y Gabriel Díaz respectivamente), la puesta de luces de Fernando Berreta y David Seldes, y el aporte desde la dirección de Martín Joab, suma para lograr un superlativo resultado final. Aquí, cada detalle mencionado coopera para embellecer la creación, y a su vez, generar una idea de mundo, esto es, la vida de la cuarta generación de una familia de músicos y humoristas que giran actuando en espectáculos de variedades en pequeños pueblos y teatros de provincia.
LAS BRIDAS
Dir. Maximo Carra y Santiago Caputo

​​​​​​Cuando te habilitan la entrada a la sala y tomás contacto con el escenario enseguida se crea la atmósfera perfecta para disfrutar de un cuento de horror con un muy buen diseño de producción en el escenario y la iluminación perfecta del lugar que prepara el terreno para el relato que se viene.
​​​​​​​ES INEVITABLE
Dir. Diego Casado Rubio
En una actuación sin fisuras, Estela Garelli muestra su versatilidad en esta pieza que experimenta una mixtura de disciplinas delicadamente entrelazadas, que incluyen video, canto y coreografía. Escasa y bien aprovechada escenografía, que permite mutar un ataúd en la cama donde transcurre el acto amoroso; todo cubierto con una correcta iluminación. Otro acierto está en el vestuario que, cual capas de una cebolla, va jugando cambios de clima en función expresiva de la escena.
EN LA MEJILLA QUE ÉL LLAMA MÍA
Dir. Laura Fernández
Las actuaciones están muy bien, parejas, cada una en su punto justo. La escenografía es muy bella y, ayudada con el diseño de luces y con los objetos perfectamente elegidos, logra recrear la atmósfera de un cuarto de adolescentes que están dejando de serlo. Así, la ropa, los zapatos y los tesoros de cada una de ellas profundizan aquel universo al tiempo que las diferencia.
BEATRIX CENCI
Dir. Guillermo Scarabino Régie Alejandro Tantanian

El diseño de escenografía y vestuario de Oria Puppo, con pocos pero eficaces recursos, se adaptó a los requerimientos de la puesta, apoyada en la iluminación de David Seldes y las proyecciones de Maxi Vecco.
EL PORVENIR
Dir. Andrea Chinetti y Miguel Angel Elías 

Todos el resto de los colaboradores –David Seldes en las luces, Paula Molina en el vestuario, Gonzalo Córdoba Estévez en la escenografía, Federico Lamas y Johana Wilhem en el diseño de video- contribuyeron de la manera más estupenda a la creación de El porvenir.
SIMPLE: LAS CANCIONES QUE ME NEGUÉ AMAR
Dir. Francisco Pesqueira 

La puesta en escena es muy sencilla y todo el peso de la obra está depositado en él, que sabe jugar e improvisar con el público como mecanismo indispensable de complicidad, mientras la escenografía, el vestuario y la iluminación lo acompañan para la creación de un clima de época.
LA NOVIA DE GARDEL
Dir. Valeria Ambrosio

​​​​​​​La puesta, al mejor estilo de Valeria Ambrosio, no se priva de los recursos que requiere su inspiración creativa. Respaldada por la escenografía de Ana Repetto y la iluminación de David Seldes, se arma, con utilería y largas telas, esa piecita donde vive la novia, que en principio resplandece de luz y colores cálidos para luego ir deteriorándose anímicamente con un fuerte contenido dramático. 
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